El Baúl de Laura

A colación de la entrada publicada anteriormente me gustaría detenerme e incidir en los discursos de odio ya que se producen a diario llegando a millones de personas a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Son los colectivos más vulnerables los que suelen acabar perjudicados, debido a que son objeto de odio de muchas personas que en ciertas ocasiones prefieren inventar y difundir bulos para que el resto de la población también termine odiando y discriminando a estos grupos. Los estereotipos y prejuicios que conviven en nuestra sociedad son los que acarrean que algunas personas se dediquen a juzgar y menospreciar a estos colectivos sin ni siquiera molestarse en conocerlos, procediendo algunas veces a difundir discursos de odio sobre ciertos colectivos al resto de personas que terminan creyéndose dicha información.  Como comentaba en la entrada anterior, antes de contrastar la información nos la creemos, y acabamos siendo nosotros mismos cómplices e incluso creadores

Vivimos actualmente en una sociedad que nos permite estar conectados continuamente y conocer todo lo que está sucediendo en todos los lugares del mundo, esto se debe en gran parte gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales, sin embargo, en ciertas ocasiones, el hecho de vivir permanentemente conectados lo que provoca es la convicción por gran parte de la población de ciertos aspectos, simplemente por el hecho de leerlos o visualizarlos, que no son reales ni están demostrados. Con un solo clic podemos crear un mensaje (que puede ser cierto o no), aquellos que lo leen deberán decidir si se trata de una información real o ficticia, el problema es que en la mayoría de las ocasiones no nos detenemos a pensar si lo que estamos viendo es falso, tendemos a creernos todo lo que visualizamos en estos medios, y más aún si estos bulos vienen de gente muy conocida o muy importante, por lo tanto no cuestionamos el mensaje. Lo peor es cuando a raíz de todo esto surgen los delitos de