¿Personas tóxicas o relaciones tóxicas?
Con frecuencia oímos el término
personas tóxicas, lo utilizamos muy a menudo para describir a alguien con el
que hemos mantenido alguna relación. Pero yo me pregunto ¿realmente son
personas tóxicas? ¿O en realidad son relaciones tóxicas?
Tras analizar ciertos aspectos yo
opino que las personas tóxicas como tal no existen, se pueden dar algunas de
sus características en algunas personas, o puede haber alguna que las reúna
todas, pero en raras ocasiones. Aún así esa persona para mí no sería una
persona tóxica, porque puede cambiar, e incluso puede tener esas
características pero al relacionarse con el resto de la población no
expresarlas. Cuando nosotros utilizamos el término “persona tóxica” yo pienso
que en realidad estamos hablando de una “relación tóxica”
En ciertos momentos de nuestra vida
podemos tener una relación de amistad por ejemplo con una persona, y por la
personalidad de ambas, o incluso por la manera en la que ha ido avanzando esa
relación, hace que surjan ciertos aspectos que no son beneficiosos para alguna
de ellas. Sin embargo yo no considero que el hecho de que se dé una relación
tóxica sea culpa de una persona concreta, pienso que es culpa de las dos
personas que han vivido ese vínculo, pero no porque ellas lo hayan hecho mal
sino porque no han sabido mantener esa relación de una manera sana.
Por eso no puedo creer que existan
personas tóxicas, porque lo que para mi puede ser una persona tóxica por la
relación que he tenido con ella puede que para ti no lo sea, puede que para ti
sea un apoyo y una parte imprescindible en tu vida.
Cuando el afecto es muy grande
tardamos mucho tiempo en darnos cuenta de que una relación es tóxica, en muchas
ocasiones no sabemos cómo salir de ella porque el vínculo que se ha creado es
tan fuerte que no eres capaz de romperlo. Pero en esos momentos tienes que
pensar que esa relación te hace más mal que bien, y que tu bienestar debe ser
lo primero.
El mundo va cambiando, las
amistades, las relaciones, son cosas que pasan y hay que asumirlo, a veces es
necesario. Solo hay que quedarse con los momentos buenos y dejar atrás los
reproches y el rencor, que no nos llevan a ningún lado.
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